El ambiente de este restaurante es muy agradable y acogedor, lo lleva un matrimonio marroquí y el trato es muy cercano y amable. El local está limpio y bien decorado. No puedo decir lo que pedimos porque no conozco muy bien este tipo de cocina pero estaba todo muy bueno. Para mí lo mejor es que después de cenar, y como uno de los que íbamos tenía confianza con el dueño, nos bajó a un antiguo refugio de bombas de la guerra civil que hay bajo el restaurante. Es enorme y se parece mucho al que hay en bombas Gens, pero al estar sin rehabilitar y tal y como se quedó después de la guerra, tiene un sabor especial. Ideal para enamorados de la historia.
Excelente comida, el mejor marroquí que he probado. No cabíamos en la mesa y nos prepararon otra. La pastela es excelente, no conocía este plato y lo hacen buenísimo.
Estuve hace unos 5 años y tenía un muy buen recuerdo. Hace una semana llevé a mi pareja y salimos ambos encantados. La comida es casera y se nota. El cous cous de pollo con pasitas y garbanzos es una pasada y la pastela... puff!! El hombre que nos atendió muy, muy amable, nos dio la mano al irnos y ya estamos buscando hueco para volver a ir. Enamorada estoy.
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