Es de mis restaurantes favoritos en Santiago. Pequeño pero acogedor.
El trato no puede ser mejor. La decoración muy original y elegante.
Tienen un menú del día, las veces que lo probé, me encantó.
Un diez de diez. Súper recomendado
Lugar pequeño pero acogedor. Tienes las mesas altas de la entrada y la parte de restaurante al fondo. Buena carta y completa. Precio moderado para la calidad. Y muy buen servicio, para dejarse aconsejar. No perderse el paté casero, las empanadas de pollo al curry y la tarta de cerveza negra para el postre. Recomendable.
Local con encanto y vistas a la catedral desde la terraza cubierta.
Platos muy bien presentados y deliciosos.
Fuimos dos personas y comimos dos entrantes, un plato principal y un postre por 50€, bebimos agua (a decir verdad porque tenían una carta de refrescos muy limitada, están más especializados en vinos).
El paté casero con mermelada de pimiento digno de mención.
El roast beef y las fabes con chipirones también nos gustaron mucho.
De postre tomamos una tarta de chocolate buena pero algo seca pero con buen sabor (para mi gusto le echaría mas nata).
Sin duda un local para cenar tranquilo y con buena calidad.
El precio es asequible (25€/persona) y le servicio correcto.
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