Magnífico lugar y una destacable atención por parte del camarero. Estuvo pendiente de nosotros en todo momento y se agradece encontrar y entrar en un sitio así. Como hacía mucho sol y nuestra mesa no tenía una sombrilla, en cuanto pudo nos cambio a otra mesa con sombrilla. La comida estuvo de 10! Cada plato que pruebas hace que quieras probar la de otros comensales. La tarta de queso con base de galletas oreo es una exquisitez. Un sitio que si vas a León, debes visitar.

Gran experiencia culinaria. Entramos con dudas, creyendo que era el típico sitio de hamburguesas y pizzas, pero hemos salido muy satisfechos, no solo por la profesionalidad y amabilidad del personal de mesa, sino también por la calidad y preparación de los platos. Nos sorprendió el pequeño aperitivo que nos sirvieron nada más pedir, mientras se prepara la comida, costumbre que se está perdiendo y que se agradece. Pedimos de entrante una ensalada de rúcula y unas croquetas caseras, que fueron mas que suficientes. La ensalada muy buena, bien condimentada y con abundante queso. Las croquetas, de diez. De segundo, variado, para probarlo todo. La hambuerguesa de buey, enorme y en su punto, acompañada de patatitas y salsa. La hamburguesa de gambón, de sabor sorprendente, acompañada de dos riquísimas salsas (soja y alioli de tinta de calamar) y de una pequeña ensalada. Unos huevos rotos de casi kilo y medio, sabrosotes. La lasaña de verduras, que estaban en su justo punto de cocción. Y la pizza cuatro quesos, con queso de verdad y tomate concentrado al estilo italiano. Todo verdaderamente bien elaborado y condimentado. ¡Y qué decir de los postres, caseros, caseros! Pedimos también para probar de todo. El mejor tiramisú que he probado en años, una tarta de queso riquísima y una crema de cítricos, suave y sabrosa. En definitiva, una gran experiencia para el paladar. Seguro que lo recomendamos y que volvemos.