La carta no es extensa pero está muy bien pensada. Es un buen sitio para tapear de una manera distinta.
El local es pequeño y tiene la plancha para cocinar muy cerca de las mesas.
Fuimos de cena y en todo momento estuvo la puerta de la entrada abierta, por lo que el ambiente no fue muy acogedor y no pudimos quitarnos las chaquetas.
Pedimos, para comenzar, zamburiñas y cheesrock... ambos bien elaborados.
Después dos bocatas; un sándwich polaco de salmón y un pepito francés. Recomendables, los dos estaban muy buenos.
Los postres, aunque no son caseros, estaban buenos.
Lo descubrimos por casualidad y gracias a la camarera que nos dijo que había sitio dentro nos quedamos, no nos arrepentimos para nada. Tapas que se salen de lo normal, vino espectacular y todo muy bueno, servicio atento y amable. Lo único que no nos gustó fue que en la nota no viene a qué corresponde cada precio y puede causar confusión porque no sabes bien qué te están cobrando. Por lo demás todo genial, volveremos.
Muy buen lugar, muy en la.
moda de las galerías y restaurantes de diseño que están viviendo su momento álgido estos años.
Una presentación excelente y un muy buen producto, sólo echo en falta ...por lo.menos cuando estuvimos, una mayor representación de platos de la región.
Eso nos quita que me fuese muy satisfecho con todo.
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