Un sitio genial para desayunar o merendar, con un trato excelente. La camarera rubia (Vanesa) hace un café que te mueres de rico además de ser super simpática y una gran profesional. El pan es de otro mundo, si queréis un pan artesano, como los de antes, no dudéis en ir a probarlos, además de la gran variedad que tienen.
Los postres espectaculares, tanto las tartas como los pasteles son ambrosía de los dioses... Y si eres más de salado también tienen una variedad de tortillas que puedes disfrutar en la terraza.
El sitio es muy tranquilo y los productos, de calidad. Además el personal (exceptuando una persona que, por sistema, en vez de atenderte parece que te está perdonando la vida: no se puede pedir todo), es amabilísimo. Siempre lo recomiendo.
Un desayuno súper rico la chica de pelo corto muy amable y simpática, nos hemos ido muy contentas para empezar el día, el baño muy limpio y el sitio muy bonito
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