Actualmente, tengo 26 años, no tengo conciencia de cuando empecé a ir, pero mi hermana (10 años más mayor que yo) ya iba cuanto tenia 9 años de edad con mis padres. Los últimos 20 años, hemos estado yendo entre 2 y 3 veces por año, normalmente por invierno, en vacaciones, agosto y alguna vez en primavera. Yo por lo menos llevo 20 años pidiendo el mismo segundo plato (churrasco con patatas), y no me canso, porque tiene un sabor inconfundible. Todos somos humanos, y por supuesto cometemos errores. Es verdad que cuando van desbordados los tiempos de espera son más elevados, pero no siempre es así. Aun así, la amabilidad y las buenas formas nunca les ha faltado. Comida casolana, correcto 100% nunca he visto unas patatas de bolsa congeladas acompañando los platos, ni una ensalada de bolsa (es más hasta hace unos años recuerdo que algunos productos eran de huerta)...pero señores los tiempos son modernos no esperemos un helado de comtesa casero, o unos creps que evidentemente pueden ser congelados. Los productos de temporada no faltan, cuando hay calçots las raciones son buenas y con buena presentación. Cuando es temporada de fresas, los postres lo mencionan. Cuando es temporada de setas, no falta en las sugerencias y entrantes. Y por supuesto sus famosos caracoles. Nunca me he quedado con hambre, los precios justifican el plato y vicerversa. Tiene un campo de fútbol, un gran terreno para jugar y un par de columpios/toboganes. Además de un amplio parking, y buen acceso.

Comida muy rica. Pedimos sopa, canelones, brandada, espalda de cordero y lomo a la brasa con judías y todos los platos estuvieron ricos. El servicio muy amable. Buena relación calidad - precio. Volveremos seguro