Lugar con muchísimo encanto, antigua iglesia convertida en restaurante, probamos la cecina, almejas a la sartén, ensalada de gulas y gambas, solomillo ibérico y rabo de toro, además de algunos postres, todo riquísimo y producto de primera calidad. Pedimos el vino de la casa por recomendación y nos llevamos 2 botellas luego, calidad precio increíble. Volveremos seguro.
Si buscas un lugar especial y singular este lo es! Imprescindible como mínimo tomarte un café para verlo. No puedo opinar sobre la comida pero parece ser que se come muy bien. Y si además visitáis el castillo, que también merece la pena acertaréis seguro!
Excelente servicio y la comida de 10, volveremos en breve. Por cierto el lugar por si solo merece la pena.
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