El restaurante es pequeño, pero muy acogedor. El servicio muy bien; la camarera y el que parece ser el dueño amables y serviciales. La relación calidad - precio de la comida muy buena también sin pasarse en la cantidad y elaboración esmerada. Lo recomiendo
Lo conozco como restaurante. Espectacular. Un sitio con un tremendo encanto y una decoración sencilla pero tremendamente acogedora, sobre todo en otoño e invierno, con su chimenea encendida.
En cuanto a la comida, sin duda los tajines sobresalen. Ojo que hay que pedirlos por encargo. Lo demás que he probado también muy rico.
En cuanto a precio, no es barato, pero las cosas de calidad, entiendo que hay que pagarlas.
El dueño merece un buen rato de charla. Es de esas personas afables que en tres frases, dejan huella.
Fuimos al restaurante y fue un acierto. Muy acogedor con la chimenea y la comida muy rica. Destacar los postres y el café de puchero. Nos atendio un chico joven que fue muy educado, atento y simpáticos. Íbamos con un peque y tuvieron el detalle de ponernos una trona.
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