El hotel está ubicado en pleno centro de la ciudad. A pocos minutos a pie de la catedral. El personal es muy atento y super agradable. Hacen del hotel un lugar muy acogedor. Espero estén valorados y cuidados como merecen. Tanto en recepción, como en el desayuno o en el restaurante de noche, nos han atendido con muchísima amabilidad. Nos hemos sentido como en casa a pesar de estar pocos días alojados. El hotel no es muy grande y eso permite que la estancia sea tranquila, sin mucho ajetreo de gente en el comedor o zonas comunes. El desayuno, de buffet, delicioso. Había un poco de todo, tanto dulce como salado. No había cantidades ingentes de comida que se fuera a desperdiciar. Sacaban lo necesario y reponían cada vez que se terminaba algo. No nos faltó de nada. No había muchísima variedad pero lo que había era de calidad. Merece la pena. El comedor es absolutamente maravilloso. Muy bonito y relajante. En cuanto a la habitación: era amplia y estaba impecable. Tenía algún desperfecto en el baño pero nada que interfiriera en nuestra comodidad. El baño estaba muy muy limpio. Decoración industrial, detalle de bienvenida y todo lo necesario para una estancia vacacional. Antes de irnos, pudimos ver las demás habitaciones de nuestra planta y algunas tenían una amplia terraza con tumbonas para tomar el sol. Otras, eran más pequeñas que la nuestra. Quizás deberían mejorar la insonorizacion (ventanas, tuberías,etc) de las habitaciones para garantizar un buen descanso. En nuestro caso, nos tocó una habitación a la que teníamos que acceder si o si a través de escaleras. Solamente una parte del hotel tiene acceso en ascensor. Si volvemos a Palma, sin duda nos quedaremos en BrondoArchitect.