He vuelto a comer a este lugar después de 18 años y la cosa sigue igual de bien o mejor. Trato cercano y amable, entrada al comedor por la cocina y las carnes, los revueltos, los embutidos y quesos son para que te dé una hemorragia de satisfacción... no opino de los postres, pues no hubo sitio para meterlos. Precio algo elevado.
Pedimos dos menús de 12€ cada uno con sus dos platos + postre (además de incluir pan y bebida) y genial, la comida muy buena.
Además el personal muy amable. Repetiré si vuelvo a Mérida.
Cocina elaborada tradicional y deliciosa. Pedimos salmorejo, rico aunque deberían poner un jamón de más calidad y ganaría notablemente aunque subieran el precio. Pedimos también jamón, muy bueno y ración generosa, caldereta de cordero absolutamente sublime, con un delicado punto picante que le hacía ganar puntos, también lomo alto de ternera exquisito hecho al punto, con ajos salteados y unas patatas fritas deliciosas, de postre técula mécula, no lo conocíamos, nos encantó, nada empalagoso riquísimo, también pedimos flan, muy rico y tradicional. El camarero que nos atendió fue muy amable. Es de esas cenas que siempre recordaremos, todo buenísimo y hecho con cariño.
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