Un auténtico placer desayunar en esta pastelería. Se nota que hacen su trabajo con cariño y dedicación porque los dulces son cosa de otro mundo, sobretodo el chocolate. Además las dependientas son muy agradables.
Todo delicioso. Sentarse en la terraza con un café y ese increíble croasant de almendras, un placer.
Excelente lugar, las camareras muy atentas y simpáticas, la propietaria de 10, y de las persianas..... sin palabras,merece la pena visitarla
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