Ambiente perfecto, los espacios de Flor y Nata y Brasas se fusionan permitiendo elegir platos de ambas propuestas. Los salones son cómodos, confortables y cálidos. El jardín exterior muy agradable aunque preferimos quedarnos dentro por el calor. El servicio es excelente, atento y amable. La comida deliciosa, una carta amplia de propuestas atractivas. Probé la ensaladilla con carpaccio de gambas y el carpaccio de Wagyu con trufas, ambos platos rñexquisitos en cuanto a presentación, temperatura y sabor. Un pequeño reproche para la cerveza, servida en un vaso estrecho que hacía demasiada espuma y con un precio exagerado, 10 euros.
Cenamos en este lugar cómo despedida de nuestra visita a Madrid y que despedida !!!
La comida magnífica, la atención esmerada y el ambiente relajado.
Todos lo que probamos estaba exquisitamente elaborado y presentado, los sabores increíbles y equilibrados, realmente cocina de primer nivel.
Si duda que volvemos cuando visitemos Madrid nuevamente.
Excelente lugar para disfrutar con tu familia o amigos. Comida variada fría y caliente. Ambiente muy agradable.
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