Ni que decir tiene que esta casa es “mi casa”, las mejores mollejas del mundo mundial, callos de no chuparte los dedos, llegas hasta el codo, y ese ceviche espectacular, lo dicho, un auténtico lujo.
Manuel Emilio Monguió Santín
+4
Uno de los pocos sitios en Madrid en los que puedes tomar cocina tradicional en un buen ambiente y a un precio muy razonable. Suele estar abarrotado por lo que es mejor reservar con antelación. Siempre que he ido los camareros han sido muy amables e incluso algo graciosetes. Un clásico para no perderse.
Cuando pasas por la puerta tienes la sensación de haber entrado en un restaurante de hace tiempo. Según te sientas y el camarero te atiende sabes que estás en un lugar agradable, el vino - de la casa - excelente siendo de la Tierra de Castilla (sin más pretensiones). La carta parece escasa, pero al recitar los platos fuera de ella, te apetece comer de todo. Empezamos por media de fabada, riquísima, y revoltillo (de setas) con salsa de mantequilla y limón, exquisitas. A continuación unos garbanzos con callos y rabo de toro, bueno bueno. Y para terminar, un flan y una crema catalana deliciosos. Los chupitos y el café imprescindible. Sobre todo, lo bueno, ha sido la atención del camarero, que hace que la comida sea mucho más agradable.
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