Comida de toda la vida, un lugar muy acogedor la atención es increíble y muy amable, probamos los callos, las croquetas, gambas a la granja (que pedimos dos, de lo buenas que estaban), y los calamares, luego pedimos el arroz con leche y la Natilla, Todo estaba excelente, sin duda volveremos!
Los clásicos que nunca fallan
Una carta tradicional, ambiente agradable, servicio entrañable y familiar.
Todos los platos parecen cocinados por tu abuela, recetas clásicas, cuidadas, con ingredientes de calidad y ¡deliciosos!
No es un lugar para innovar sino para recordar y deleitarse en los platos más típicos de nuestra cocina.
Aunque la clientela se divide entre locales y turistas, conserva su autenticidad y esencia.
Recomendaciones: croquetas, tortilla, huevos rotos y arroz con leche (todo lo que probamos un 10)
Lo conocimos gracias a la ruta de la croqueta. Había pasado por las calles cercanas muchas veces pero nunca por ese sitio y está claro, por las fotos que tienen colgadas, que llevan años en hostelería. También se han modernizado rehabilitando la barra. El ambiente y la comida parecían caseras. Volveremos para unas cañas o vinos 👌
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