Creo que es la mejor relación calidad precio de Luanco.Conociamos la taberna de Maria, pero aún no habíamos venido al local nuevo, ahora además de una muy buena comida, tienen más espacio. Probamos las alcachofas, la ensalada de tomate y los callos y muy rico todo. Resaltamos la tarta de queso, un imprescindible. Cambian la carta todos los viernes, lo que invita a visitarlos frecuentemente. El servicio, como siempre, excelente
Un pequeño restaurante en una calle lateral de la zona de restauración principal de Luanco, caracterizado por una oferta gastronómica que se sale de la oferta típica de la zona. La carta, unos 12 platos que se muestran en un panel en una pared del restaurante (+especiales del día), tiene 3/4 de platos habituales en cocina asturiana/española pero con un toque diferente, y 1/4 de ideas que se salen un pelín de lo habitual, de ahí su atractivo a priori. En nuestro caso compartimos tres platos: 1) morcilla matachana, 6 trozos con una salsa de manzana ligera y unos pimientos caramelizados que le daban un contraste muy bueno, un plato interesante sin llegar a ser excepcional (14 euros); 2) un "cachopo" de los especiales del día aunque en realidad no tenía rebozado (aunque esto no me lo dijeron) que al final resultó incluso mejor: dos filetes de ternera super tiernos y cocinados tal cual indique, y "pegados" por un queso fundido y muy interesante junto con jamón que le daba el contraste adecuado, muy buen plato a pesar del precio (22 euros) entendible a la vista de la calidad de la carne, y 3) un arroz con llamparas que se convirtio en el protagonista de nuestra comida: buen tamaño, arroz suave con un toque de picante, los demás condimentos le daban un toque adicional y un mogollón de llamparas que hacían el plato muy entretenido, por 16 euros un hit total. Además pedimos una tarta de queso, que era tipo al horno y más bien densa sin ser plomiza, cierre perfecto de la comida (5 euros); nos quedamos con ganas de probar el arroz con leche que ese día no tenían. Total 62 euros para 3 personas, y bien que lo valen (comimos con agua). Destacar el buen servicio de la persona que nos comentó los platos especiales, y que no intento esa costumbre española de ponerte pan porque si (y cobrartelo) sino que nos recomendó un solo pan para los tres. En cuanto al local tiene unas 35 plazas de comensales y aunque es pequeño en sus espacios nosotros estuvimos cómodos, si bien había un poco de ruido ambiente por la afluencia en barra. El restaurante da la impresión de querer dar un servicio diferente a su competencia, con buen producto, carta corta, y yendo a los esenciales: el resto de los platos que desfilaron por delante nuestra tenían buena pinta, en particular la famosa hamburguesa de bonito que todo el mundo comenta pero nosotros no probamos. Para nosotros se ha convertido en un imprescindible de nuestra lista de restaurantes en Luanco.
Local agradable, no muy grande, con capacidad para unas 35 personas. Tiene una pequeña terraza en la fachada (mesas altas). Carta no muy amplia, pero oferta de calidad. Espectacular el arroz con Llàmpares, los tacos de bonito al ajillo o las alcachofas. Trato cercano y agradable. Precios razonables. Merece la visita.
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