Hablo del restaurante para recomendarlo como uno de los sitios dónde mejor comer y beber de la zona. Cocina castellana clásica con el lechazo como emblema y algunos platos más evolucionados. Vinos de calidad de la propia bodega. Buena vajilla; estupendo servicio. Merece la pena vuelta.
Un restaurante situado en un pequeño y tranquilo pueblo frente a un antiguo monasterio. El restaurante forma parte de un amplio edificio que es, también, hotel. Adosado al restaurante hay una bodega donde se pueden catar y comprar vinos de la zona.
En el restaurante tienen un salón-comedor con una amplia carta y, también, una zona de cafetería y terraza con otra carta distinta de raciones y tapas. En esta carta hay una amplia variedad de raciones, tapas y tostas. Nosotros comimos de tapas en la cafetería y todas las que pedimos estaban muy sabrosas. Platos bien elaborados con productos de calidad y cercanía. Una cocina que combina la comida tradicional castellana con platos más innovadores. Recomiendo las tostas y la oreja rellena de bacon y queso, buenísima.
Tienen, además, una extensa variedad de vinos a precios muy razonables.
El trato del personal fue excelente, rápidos, atentos y muy amables.
Hay una explanada bastante grande frente al restaurante que sirve de aparcamiento.
Un restaurante muy recomendable con una excelente relación calidad-precio.
Pasábamos de cuenta de vacaciones y decidimos parar a ver si había sitio para comer algo. Un acierto total. A pesar de estar el restaurante lleno (Domingo) en lo que tomamos una caña en la barra nos prepararon una mesa. Tanto la atención como la comida sin fallo ninguno. La lubina fuera de carta riquísima. Para repetir y recomendar.
An error has occurred! Please try again in a few minutes