Visitamos Segovia y antes de ver El Palacio de la Granja paramos a comer en un restaurante cercano.
Todos los restaurantes que íbamos encontrando por el camino estaban llenos, hasta que llegamos aquí. La terraza estaba llena, pero entré a preguntar y muy amablemente el camarero me indicó que en la terraza no, pero que dentro podíamos elegir mesa.
Nos sentamos y rápidamente nos atendió una camarera, nos trajo la carta y las bebidas que pedimos. La comida tardó en llegar 50 minutos, me parece mucho tiempo, pero últimamente a cada lugar que vamos, la espera ronda por ahí. La tardanza no se si se debía a que parece que tienen poco personal, pero lo compensó lo buenísimo que estaba todo y la amabilidad del personal. Tanto la terraza como el local son de un tamaño intermedio ( ni muy grande ni pequeños )el local era cómodo, se veía limpio y bastante nuevo en general.
Los precios un poco altos, pero como en todos lados, la vida se ha puesto muy cara. Aún así recomiendo y volvería sin duda.
Coincidió nuestra visita con las fiestas del pueblo (San Luís, del 17 al 25 de agosto), era medio día y había bastante local cerrado y el resto a tope de reservas, tuvimos suerte de que nos atendieran, tenedlo en cuenta si vais pues la mitad del pueblo como es lógico estará cerrado y la otra de fiesta. Una fiesta que merecería la pena vivir, muy buen ambiente a priori con mucha gente de buen royo disfrazada por la calle.
Descritas las circunstancias pasamos a la reseña: desde el principio el camarero que nos atendió muy amablemente nos indicó que tendríamos que ser pacientes y que tendríamos que esperar entre 20-30 minutos pues había mucha gente en el local y esperando. Mucha gente no había, lo que había era falta de personal a todas luces, dos personas para atender más de 10 mesas fuera y otras tantas dentro, van justos si encima la cocina no da demás porque anda corta de personal. No he querido penalizar al sitio por esto, están de fiestas y bastante con que nos dieron mesa, lo cual se lo seguiré agradeciendo mientras lo recuerde.
Pedimos bebidas cuando pudieron atendernos (muchos minutos después de sentarnos), pero todo como indico con el máximo respeto y siempre avisando que iban justos y que había que esperar (no todos los comensales del lugar tenían la suficiente paciencia dadas las circustancias y eso que el personal seguía dando esa misma información a todo el mundo pidiendo disculpas y comprensión).
Los platos salieron cuando nos tocó y la verdad es que todo esta bueno, a lo mejor no llega a la calidad que el precio que pagamos pero teniendo en cuenta que eran fiestas y la falta de sitios nos conformamos, pero desde luego la calidad/precio iba justita sobre todo por el precio, desde nuestro punto de vista más elevado de lo que correspondería.
Si volviéramos a la Granja probaríamos otras opciones, nos pareció caro en general, pero no estuvo mal, y teniendo en cuenta todo muy contentos.
Lo encontramos por casualidad y nos encantó, probamos las croquetas de ibérico, calamares frescos con ensalada y ensaladila pina que es como la rusa pero con huevo frito, gambas y tomate seco, buenisima!!!
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