Espectacular fusión gastronómica en el restaurante, tanto de comida como de bebida.
Tiempos de espera entre platos ok, matizar que era un jueves.
Nada más entrar la decoración es bastante llamativa, con una pared con aspecto de enredadera recordando al restaurante amazónico.
Para beber pedimos una sangria de maracuyá y un cocktail pacífico, totalmente recomendables.
La comida punto más fuerte si cabe, pedimos 2 entrantes: gambas ajillo y chicharrones (torreznos).
Los chicharrones tenían una jugosidad y estaban tan crujientes que daban ganas de no parar… plato obligatorio si se va.
De plato principal pedimos medio costillar a baja temperatura… otro level, la carne se deshacía en la boca.
Para acabar nos invitaron a un chupito.
Está bien saber que a día de hoy con el tenedor hay un 30% de descuento en el menú de comida.
Estaba todo increíble. Para chuparse los dedos jejej. Comida muy abundante. Volveremos 😁
La comida es muy abundante y espectacular y el servicio inmejorable
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