A toda la familia nos encanta desde siempre.
Tanto el trato como sus platos son excelentes.
Buen sitio para merendar. Muy buena calidad en el género y mucha variedad. El servicio es muy amable y enseguida uno se siente como en casa. En general, ninguna pega. Quizá un precio algo elevado pero merece la pena por la calidad de su cocina. Lo único que no me ha gustado han sido dos detalles de la decoración. Un cuadro con motivo taurino, y las lámparas sobre las mesas en una posición demasiado baja. Aunque esto último da un aire encantador e íntimo, se me antoja poco práctico.
Mi marido ha ido a este sitio desde niño y me lo enseñó hace un tiempo. Hemos ido varias veces a merendar y tienen unos crepes riquísimos. Además he probado el batido de plátano y muy rico. Mientras esperas a que te traigan la comida te ponen un pequeño bol de chuches como detalle. Los crepes son bastante grandes y con un buen relleno. Tienen tortitas muy esponjosas y ricas. Te ponen una y viene bien cuando no tienes tanto apetito como para un crepé. Los tés también están muy buenos. El servicio muy atento y amable. Buenas medidas contra el Covid. En las mesas de la entrada al tener bancos han puesto mamparas para mayor seguridad entre mesas. La única pega es que no es muy económico para merendar aunque también es verdad que escogí el crepé más caro de la carta, creo que se llamaba Argentina pero está delicioso. Es con dulce de leche, plátano y nata montada.
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