Nos gusta mucho este sitio tan acogedor como su nombre bien indica “casa” Agustín. Hemos tomado unos torreznos exquisitos en su punto, súper recomendable para acompañar con unas cañas bien tiradas, en su terraza. Nos ha encantado la oreja, tanto visual como en la boca con una salsa muy rica y unas rodajitas de guindilla que le quedaban de lujo. Para rematar un café y un saco de chocolate belga que verdaderamente sacia las bocas más golosas o galgas como se dice en mi tierra. El camarero súper eficiente y atento tanto en el trato como en sus recomendaciones.
Un restaurante estupendo para comer en la sierra. La comida muy buena y la atención muy bien. Las raciones son suficientes, la presentación muy buena, calidad-precio razonable. Los postres caseros espectaculares. La sala agradable y cálida teniendo en cuenta el frío que hace allí en invierno. Espero volver.
Restaurante muy bien situado, trato inmejorable, calidad precio inigualable, personal amable y atentos, sin ser pesados, todo lo contrario, comida exquisita, se nota el cordon Bleu del chef........
Volveremos muchas más veces
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