Se come muy bien en Jardines.
Tienen una carta muy amplia y muy apetecible, con platos que van desde lo más tradicional a las fusiones más vanguardistas.
El servicio es muy correcto a la vez que cercano.
Todo en un ambiente distendido y agradable y con una relación calidad precio más que razonable.
Vuelvo siempre que puedo.
Rafa (el calvo), camarero y dueño es un tipo muy carismático y divertido, echamos unas risas y lo pasamos genial cenando en Jardines Bar.
Como recomendación las patatas bravas y todo plato casero de la cocinera Ramona, también nos fascinó la cocina de autor de Felipe.
Entre los tres hermanos forman un trío inigualable.
Muy recomendable.
Gran descubrimiento en Casas Ibáñez.
Os recomendamos probar sobre todo las bravas y las gambas al ajillo aunque el queso frito también estaba bueno.
Las pizzas tenían muy buena pinta, repetiremos para probarlas. 😊
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