Toda una sorpresa. El sitio es feíto y las croquetas que pedimos como entrante eran bastante congeladescas, aunque no estaban mal. A partir de aquí, todo genial. El sándwich pintaza, nuestro cachopo riquísimo y los postres, que pedimos los dos caseros que tenían (las tarta de queso y la de zanahoria), realmente ricos y jugosos. Nos atendió un chico muy majo, que nos explicó todo y se preocupó por si había estado todo bien. El precio… bueno, bastante bien, sin pasarse.
Desde el primer momento el camarero fue súper atento y amable, muy cercano con mis hijos y con nuestras peticiones. La comida nos gustó mucho, el local muy cuidado, recomendable.
Hemos vuelto 6 meses después y hemos vuelto a comprobar que no fue un echo casual sino que el camarero es muy atento y siempre dando buenas recomendaciones. Un lugar al que volveremos siempre que pasemos por allí.
Sin miedo a equivocarme puedo decir que acá me he comido una de las mejores hamburguesas de Madrid.
La atención es inmejorable, quiero felicitar a Lucas y Jimena, porque son excelentes, pero realmente todo el equipo te atienden bien, con una sonrisa.
En resumen, no duden en ir, pero recomiendo reservar antes.
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