Ubicado en un lugar privilegiado frente al mar, desde el momento en que entramos, se respiraba un ambiente muy agradable. La atención amable que recibimos y otras cosas, nos hizo intuir que la comida sería excelente, y no nos equivocamos. De hecho, en un momento llegué a preguntarme si el restaurante tenía estrellas Michelin o Repsol, ya que la calidad de la comida y la excelencia del lugar en todos los sentidos son primordiales. La carne que probé está definitivamente entre las 5 mejores que he disfrutado, y mi esposa quedó igualmente impresionada con su plato de pollo. Incluso yo, que rara vez elijo pollo, consideraría pedirlo de nuevo en este lugar. Quedé con ganas de probar la paella, que lucía deliciosa cuando la sirvieron a la mesa vecina. En cuanto a los postres, el Apple Strudel fue excelente, mientras que el pastel de chocolate estuvo bien, pero no sobresaliente. El ambiente fue excepcional y nuestro camarero, Alberto, brindó un servicio sobresaliente. En resumen, una experiencia digna de calificación máxima en todos los aspectos.
Hermosisimo restaurante en la Barceloneta, vista al mar y la mejor paella. El servicio amable, nos dieron mesa aun sin contar con reservacion. El restaurante lleno. Por dupuesto fue una excelente elección
La comida, las tapas - son perfectas, pero la mujer en recepción es una mujer fuerte y fria, porque muchas personas querían entrar (como nosotros) y ella ha dicho que todo esta ocupado, pero hemos visto que muchas mesas estaban libres, una pareja con los niños y un bebé en los manos esperaban a su entrada en pie media hora! Recomendable por la comida, no recomendable por el trato.
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