El Arte en lo que Haces. Localizamos este restaurante gracias a Google. Por fuera casi pasa desapercibido. Por dentro bastante bonito, pintoresco y acogedor. El recibimiento correcto y la atención en la mesa aceptable y cordial. De primeros pochas para las peques y nosotros una excelente ensalada de queso de Cabra y frutos del Bosque. Cuando el plato llegó a la mesa el queso estaba todavía caliente. Seguimos con un picoteo de jamón serrano nada corto en lonchas. De segundo un decente rodaballo y un entrecot sobre plato caliente acompañado de pimientos deliciosos. La carta de vino breve pero a precios lógicos dado que estamos en La Rioja. Y a temperatura correcta. Los postres deliciosos, mis torrijas impecables, la tarta de queso deliciosa. Café y cuenta. Ahí la sorpresa, muy barato. Las raciones eran todas abundantes y bien elaboradas.¡Vamos !que en este caso y sin que me oigan ...si cobrasen un poco más no pasaría nada. ¡Ojo! Reservar porque en domingo, muchos vinieron pero no pudieron comer por carecer de reserva y esa esa una señal de que La Bodega es apreciada por los riojanos y por los de fuera como nosotros.

Encontré el lugar por Google y me llamó la atención el pintoresco espacio y la presentación de los platos, pero cuando veo estas cosas tan “Llamativas” me hace mal pensar y creer que son fotografías tipo “Burger King” (donde las hamburguesas son más grandes de lo que luego en realidad son). El exterior del lugar no llama la atención y para nada esperas encontrar lo que encuentras dentro, unas cuevas preparadas para deleitarte con exquisitos platos de la zona con una clara elaboración mimada y gran calidad. La atención fue más que correcta y profesional sino también atenta, cálida y cercana donde además te hacen sentir que no quieren estafarte y te recomiendan los platos a pedir dado que conocen lo que hacen y sirven. Íbamos a pedir tres platos de pochas, uno para cada una de mis niñas y me recomendaron que con un plato era más que suficiente para las tres, cuando en otro lugar por tres platos de míseros macarrones me cobraron 18 euros, aquí me supusieron 6 euros, lo cual es de absoluto agradecer y más para familias numerosas como las nuestras donde la economía la hemos de tener muy controlada. La ensalada, cuando ves que no te traen 4 hojas de lechuga y un trocito de queso, sino que ves que se trata de abundante y apetitosa ensalada (cómo deben ser estos platos bajo mi humilde punto de vista) la cosa no defrauda. Acabamos con los platos principales picoteando entre toda la familia un delicioso jamón de bodega con pà amb toàquet... Nos deleitamos con los segundos, un más que apetitoso rodaballo acompañado de unas patatas al horno que hacía tiempo no comía (qué ridiculez suena tratándose de unas patatas, pero estaban exquisitas) y un entrecot bien tierno (se me venían a la cabeza las vacas pastando por estas maravillosas tierras riojanas) y lo mejor aún es que se se mantuvo caliente hasta que acabamos con el plato. Ni mencionar (con perdón) lo pornográfico de los postres caseros, una maravilla para el paladar, pura delicia dulce. Lo mejor fue al ver la cuenta y no sentirse estafado por los precios habiendo recibido una calidad precio absolutamente como DEBE SER. Ni más ni menos. Salí del lugar sintiéndome bien atendida, bien comida y en absoluto estafada. Lo que gastamos siento que lo gastamos con gusto y bien gastado. Sin duda si volvemos por la zona, desde luego reservo de nuevo. Comes de maravilla en un entorno sin igual.