Paramos en Almazán para conocer el pueblo y la confitería (¿o fué al revés?)
Compramos yemas, paciencias, pastas de zarrón, coquitos y bizcochos de soletilla.
Todo buenísimo, artesano y sin aditivos.
Celina nos atendió con mucha amabilidad; da gusto hablar con personas que aman su trabajo.
Estos negocios deberían ser eternos.
¡Volveremos sin duda!
Con más de 200 años y unos cuantos premios, es imprescindible una parada en la confitería. Sin duda, las Yemas, son una delicatessen.
Tienda “de proximidad” con productos artesanos de alimentación local y especial esmero en su confección tradicional.
El trato al publico es amable y paciente ayudando a escoger entre una inmensa cantidad de posibilidades.
Lo didicil es escoger entre tantas posibilidades.
An error has occurred! Please try again in a few minutes