Un rincón con una excelente y delicada decoración donde disfrutar de unas sabrosas tapas o pinchos.
Una taberna pequeña pero con mucho encanto donde tomar unas cañitas con unas caseras y buenas tapas. También tiene raciones y bocadillos muy ricos y grandes.
El dueño es muy atento y agradable, hace que te sientas como si estuvieras en el salón de tu propia casa.
Si quieres celebrar algún evento, es el lugar ideal, pues te personaliza un menú según tus gustos y /o presupuesto, desde un buen arroz con bogavante, paella, fabada, etc... hasta una comida informal de picoteo, todo muy bien elaborado y riquísimo.
Aunque cierra los domingos, sí tú quieres reservar una celebración para ese día, no tiene ningún problema en abrir la taberna para tí. Muy recomendable!!
Miguel Ángel Manzaneque Gállego
+4
Inesperada pero agradable sorpresa esta pequeña y confortable tabernita. Y es que es lo único malo que tiene es eso, su tamaño. Solo hay tres mesas y cuatro taburetes para estar en barra, pero en más de una ocasión, la cantidad no significa que sea un seguro de éxito. Una chula decoración que hace que aunque estuviera solo, no me sintiera incomodo en ningún momento. Pero sobre todo, la atención del camarero que me atendió, amable y simpático, que siendo la primera vez que me veía por aquí, me hizo sentir como si fuera un habitual. Gracias por hacer de un breve momento (fue un tercio de Mahou a 2'20€, con su aperitivo correspondiente, en este caso un pincho de tortilla bueno y calentito, aunque también se podía merendar, ya que fue por la tarde entre semana y aún tenían bollería) un gran recuerdo, tanto, que ya tienen un cliente más. Tiene también un WiFi que va muy bien. Por lo tanto, que las ventanas que se ven no os confundan pensando en un bar antiguo y desfasado, todo lo contrario, entrar a disfrutar de este pequeño pero gran establecimiento, que yo descubrí al pasar y no ignorarlo por su apariencia.
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