Encantador lugar. Buenos productos. Muy buena atención. Nos tomamos un vino y una tapa de jamón y como dispone de tienda compramos también algunos productos muy apetecibles. Añado fotos incluido ticket.
Lugar donde te puedes deleitar con exquisiteces y tomar buenos vinos además de tener una decoración muy de época antigua.
Una carta de tapeo muy interesante aunque con el montadito de palometa no pusieron queso fresco sino philadelfia, pero muy bien.
J. Guillermo Nicolás García
+5
150 Años de vida. 5 Generaciones. El tiempo se traduce en la luz como manifestación consciente y voluntaria independiente de cada rincón a través del cual se manifiesta. El amor de sus generaciones es lúcido y trasciende en todos los seres que hasta la fecha de hoy son capaces de seguir dando vida a esta tienda de ultramarinos llamada Orta desde 1863, dando vida a un lugar, a sus gentes y a las que pasan como "oda" a un sinfín de delicatessen que piden desde sus estanterías, que no comas, sino que saborees. Su degustar unifica y eleva en el acto de la ofrenda a la oficina del estómago como eslabón de lo humano a lo absoluto. Lo genuino de este lugar, no se halla en las cualidades espirituales, intelectuales o físicas...abraza la existencia por sí misma. En todos mis viajes, nunca el silencio de Alimentación Orta Ultramarinos me habló tanto de las palabras que no escribo.
Un lugar precioso guardado en el tiempo!
Al entrar te encuentras una antigua tienda de ultramarinos, con una selección de vinos importante.
También allí se conserva una oficina del banco hispano🏦 antigua.
Hay igualmente un patio interior con servicio de mesas muy apacible.
La tapa de jamón encima de una regañá se lleva el 10.
Merecería todas las estrellas pero me conservo una porque me encontré con una atención poco simpática y más bien desagradable de quienes atienden allí… parece que no les importara quien entra y un lugar tan bonito que te deja esa sensación pierde mucho encanto.
Un lugar fantástico por lo genuino de su entorno.
A priori parece ser una tienda de Ultramarinos con mucha antigüedad, pero ahondando un poco descubres un lugar estupendo. La zona trasera de la tienda es un patio habilitado que se convierte en el enclave perfecto para tomar unos vinos con diversos tipos de patés o quesos. No le falta detalle, ya que tiene todo lo característico de una casa antigua de pueblo, empezando por su limonero y acabando por las jaulas de perdices.
Es un entorno muy agradable en el que pasar el rato con buena compañía. Sin duda, es una parada obligatoria en Ayamonte.
Un sitio con mucho encanto y auntenticidad!!! Ideal para picar algo antes de comer en su patio interior o en la trastienda
Pues nos metimos en este curioso lugar por su curioso aspecto, al entrar es una bodega mezcla de antigua tienda de ultramarinos, precioso, ya solo por eso merece, pero fuimos al fondo, un precioso patio inundado por un limonero, pedimos cervezas, vinos, ibéricos, molletes, queso azul payoyo de cabra.
Unos camareros profesionales, unas viandas insuperables, calidad y precio de 10, totalmente recomendable y recomendable ir con hambre merece la pena comer un poco de todo.
Lugar muy singular.
Una tienda de ultramarinos de toda la vida que fue, con productos de excelente calidad, a la que le han añadido zona de degustación en lo que era una casa antigua familiar con mucho encanto.
No solo es una tienda delicatessen con 160 años de historia, sino que además es un sitio súper agradable para beber, un vermú por ejemplo, o picar algo (la regañá de ibérico). El patio es pequeñito pero con muchísimo encanto! Muy amables y profesionales recomendando sobre lo que tomamos.
El ambiente es magnífico, el servicio espectacular y la oferta de menús, una experiencia inigualable
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