Recomendable, muy recomendable La Cantina de Villalegre, una estupenda combinación de restaurante, sidrería, bar de tapas... Propuestas interesantes, comida reconocible y sabrosa con un toque diferente. Merece la pena la visita e ir probando.
No pongo 5 estrellas debido al pésimo trato de un camarero que se negó a poner a mi hija (ovo-lacto-vegetariana) un huevo frito con patatas. Gracias a Pili, la chef que tuvo el detalle de regalarle un espectacular tupper de fabes con verduritas, además con amabilidad y esmero. También reseñable la atención del dueño. Mi hijo y yo tomamos un impresionante pote asturiano. Sitio premiado y con razón. Volveremos por el trato recibido de la chef y su marido.
Restaurante sin lujos pero con una cocina excepcional perfectamente guiada por la magnífica cocinera Pilar Meana.
Maneja a la perfección la olla ferroviaria en las cuales borda potajes,potes, fabada y cocidos entre los que se encuentra el maragato.
Entre las comandas para picar destacan unas maravillosas croquetas de jamón ibérico, cremosas y sabrosas.
Me sorprendió con cuatro canutillos de pasta filo muy crujientes con relleno de verduras , un placer para el paladar , estas fueron cortesía de la casa.
El pote de berzas con sus fabes roza la perfección.
Pilar Meana además de gobernar los fogones con maestría tiene tiempo para departir con los clientes.
Andrés el camarero derrocha simpatía.
También dispone de menú del día por 12€ . A elegir un primero de tres opciones, un segundo de tres.
Postre, bebida y café. Sin olvidarnos de la entrada de cortesía.
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