Paramos en Almazán para conocer el pueblo y la confitería (¿o fué al revés?)
Compramos yemas, paciencias, pastas de zarrón, coquitos y bizcochos de soletilla.
Todo buenísimo, artesano y sin aditivos.
Celina nos atendió con mucha amabilidad; da gusto hablar con personas que aman su trabajo.
Estos negocios deberían ser eternos.
¡Volveremos sin duda!
Con más de 200 años y unos cuantos premios, es imprescindible una parada en la confitería. Sin duda, las Yemas, son una delicatessen.
Tienda “de proximidad” con productos artesanos de alimentación local y especial esmero en su confección tradicional.
El trato al publico es amable y paciente ayudando a escoger entre una inmensa cantidad de posibilidades.
Lo didicil es escoger entre tantas posibilidades.
Una pastelería de más de dos siglos que debería ser patrimonio nacional. Compramos yemas, rosquillas y un bizcocho de naranja. Todo muy bueno.
Probamos un bollo (que no recuerdo bien su nombre), pero se veía de calidad y rico. Volvería de nuevo
Todos los productos son frescos, de elaboración artesanal y sabor exquisito. La exposición está cuidada y la decoración bien merece una visita.
Se trata de una confitería con casi 200 años de antigüedad y que sigue siendo regentada por una rama de la familia fundadora. Con gusto os mostrarán el árbol genealógico con los orígenes.
Además de tener un buen producto, una delicia de productos, un local cuidado, buen trato y un local muy acogedor, el precio es excelente.
Parada obligatoria durante una visita al bonito casco histórico de Almazán.
Pastelería de las de toda la vida con productos hechos con buenos productos, lo se porque le lleve a mi madre a probar todo lo que compré y ella sabe si algo está hecho con "buenos productos".
Os recomiendo las yemas, son distintas a las de Ávila, algo más consistentes, pero con un sabor exquisito.
El trato fue muy atento y los precios correctos.
Compramos allí yemas y son las mejores que he probado en mucho tiempo! Se nota que son artesanales, se merecen los 200 años de estar abiertos!
Parada obligatoria allí si vas a Almazán.
El trato muy bueno y las yemas riquísimas! Os las recomiendo.
Repostería de elaboración muy fina, de excelente calidad. Se puede pedir además adaptación para clientes con dieta distinta y todo exquisito. Trato inmejorable. Merece la pena.
Javier Delgado Echeverría
+5
Confitería Almarza en Almazán (Soria). Fundada en 1820.
Quien visite Almazán no debería irse de la villa sin entrar en la Confitería Almarza y comprar, al menos, una caja de Yemas Almarza, una de las delicias más deliciosas que fabrican en su obrador. Otras son sus paciencias, bizcochos, guirlache, magdalenas, mantecadas, pan de leche, pabecillos de San Antón y virutas de San José.
Además podrá ver en su interior fotografías de cómo era la Plaza Mayor antes de su polémica reforma.
Una de las pastelería más antiguas de España, y una referencia que hay que conocer. Trabajan con proveedores y productores locales Utilizan materias primas de primera calidad y denominación de origen (como la Mantequilla de Soria), sin aditivos ni conservantes. Además de sus yemas, son referentes de la pastelería tradicional de la zona por sus mantecadas, paciencias, pan de leche, rosquillos, bizcochos de soletilla, costradas, bocaditos o sobadillos. En los últimos años han aunado tradición e innovación con nuevas propuestas como las yemas bombón o los Zarrones. Han sido galardonados como sorianos del año, y sus productos llevan la denominación de Tierra de Sabor.
Sin duda la mejor repostería y confiteria de Almazan. En casa siempre nos encanta lo que le encargamos.
Confiteria con gran variedad de dulces tipicos y unas yemas exquisitas.
El trato fue muy amable y los precios correctos.
Uno de esos sitios que merece la pena visitar en nuestro país, se nota que esas personas además de productos de primera calidad, ponen todo su cariño en las deliciosas cosas que hacen.
Merece la pena la parada. Todo artesanal y exquisito
Nos prepararon una tarta de cumpleaños sencillamente espectacular y a un precio bastante asequible
Javier Carreira (Javi)
+4
Visita obligada, hay que probar sus temas y sus bizcochos de soletilla y de paso todo lo demás.
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